¡¡TRANSFORMADOS O CONFORMADOS!!

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Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en
sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.  2  No os conforméis a este
siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que
comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Romanos 12:1-2


Dios está interesado en que traigamos nuestro cuerpo y lo pongamos a su disposición. Cuando
dice que presentemos nuestros cuerpos, usa lo que los griegos llaman el tiempo aoristo. Eso
significa que es algo que se hace de una vez por todas; no es algo que hacemos una y otra vez.
Puede ser sorprendente que Dios quiera nuestros cuerpos. ¿Por qué quiere mi cuerpo? ¡Apenas
puedo soportarlo yo mismo, a veces! Pero Dios dice: Trae tu cuerpo. Pablo ha estado hablando
sobre el cuerpo a lo largo de esta sección de Romanos.


Nos dice que el cuerpo es algo que siempre se opone a lo que le gusta a Dios y siempre se
opone a lo que Dios quiere. Nuestro cuerpo es la fuente de la tentación. ¡Que Dios quiera esto
es asombroso! Y, sin embargo, lo hace.


Algunos de nosotros, a la mejor queramos de decir: ¡Señor, para que quieres este cuerpo!
¡Déjame decirte algo al respecto! Tiene mal corazón, Señor. Tiene una mente sucia no
regenerada. Tengo problemas con este cuerpo. Siempre me está haciendo tropezar. Mi espíritu
es grande, y te adoro con todo mi corazón, pero el cuerpo, Señor, ¡NO! Pero el Señor dice: Trae
tu cuerpo. Yo lo sé todo. Yo sé más al respecto que tú.


Y eso es el hermoso y atractivo de este versículo. No nos está diciendo que tenemos que
limpiarnos y enderezar nuestras vidas en todos los sentidos y llegar a ser perfectos antes de que
podamos ofrecernos a Dios.


La palabra de Pablo es, traigan sus cuerpos como un sacrificio vivo a Dios. Tráelo, con todos
sus problemas, con todas las tentaciones y todo, ¡tráelo tal como es! No sé cómo te hace sentir
eso, pero eso me anima mucho.


Todas las religiones en el mundo nos dicen que de alguna manera tenemos que enderezar
nuestras vidas primero, y luego ofrecerlas a Dios. Dios nunca habla de esa manera. Él te dice:
Tú vienes a mí tal como eres. Yo estableceré con tigo una relación personal, yo soy la respuesta
a tus problemas. Jesús dijo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os
haré descansar”. Mateo 11:28

Pastor Martin Lobo