“Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán”. Salmos 126:5
Este es uno de los Salmo que cantaban los israelitas en camino hacia la Jerusalén después de haber estado cautivos en Babilonia por 70 años.
Aquí nos habla de los que “siembran con lágrimas”, y a veces esto es lo que tenemos que hacer. Sembrar con lágrimas, seguir haciendo lo correcto, seguir orando y esperando en que las cosas cambiaran. Al hacerlo, sembramos semillas para una eventual cosecha en el tiempo de Dios.
He aprendido que en el calendario divino siempre existe un día en el cual Dios traerá liberación. Dijo el Senor Jesús en frente de la tumba de Lazaro cuando ya no habia esperanza: “ Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.” Juan 11:4.
Posiblemente veamos las cosas difíciles, pero tengamos siempre en mente que no hay nada imposible para Dios. Por la noche durará el lloro, y a la mañana vendrá la alegría. Salmo 30:5
Es cierto que a menudo se necesita más de una noche para que nuestros problemas se resuelvan, pero este Salmo nos enseña un principio: Dios siempre viene y nos da la victoria. Tus problemas terminarán y tu tristeza se convertirá en alegría.
Oración: Padre, estoy agradecido de que puedo depender de ti para convertir mi llanto en alegría. Si hay pecado en mi perdóname y cambia mi tristeza en alegría; en el nombre de Jesús. ¡Amen!
Pastor Martin Lobo