“Oh, Jehová, fortaleza y fuerza mías, y refugio mío en el tiempo de la aflicción”. Jeremías 16:19
En el año 1991 esta frase “La tormenta perfecta” se hizo popular cuando la tripulación de un
barco pesquero se perdió en la costa de Massachussets; después que tres tormentas
diferentes chocaron y comenzaron a formar olas de más de cien pies de altura y vientos de
más de noventa y cinco millas por hora, toda la tripulación del barco pereció y nunca fueron
encontrados.
La historia de la tragedia se convirtió en una película popular, pero lo terrible de la película es
que los protagonistas murieron y no es placentero ver películas con finales tristes.
Usted al igual que muchos posiblemente haya sido golpeado por una tormenta como esa. Pero
no una tormenta literal, sino una crisis o tragedia que golpeó o está golpeando su vida y lo ha
dejado devastado y quizá con muchos problemas. Esto es algo que todos enfrentaremos en
esta vida.
Cuando las feroces tormentas de la vida nos abruman, solo hay una cosa que podemos hacer si
queremos sobrevivir. Debemos posicionarnos en el lugar correcto, esto es en las manos de
Dios, Él nos sostendrá seguros hasta que la tormenta haya pasado.
Déjeme decirle algo que podría sorprenderle. No todo es malo en las tormentas de la vida. En
ellas aprendemos lecciones que no podemos aprender en ningún otro lugar. La próxima vez
que las tormentas de la vida lleguen a su vida no se desanime, Dios puede calmar la tempestad
y ponernos a salvo.
No sé la naturaleza de la tormenta que enfrenta este día. Le presentamos a aquel que todavía
camina sobre las aguas. Si trae a Él su necesidad, Él escuchará y le ayudará. Él puede aparecer
esta noche caminando sobre su tormenta.
¡Dios le bendiga!
Pastor Martin Lobo