SÍGUEME!!

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Otro de sus discípulos le dijo: Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre. Jesús le dijo: Sígueme. Mateo 8:21-22

En los tiempos de Jesús; si una persona que había estudiado las escrituras sentía el llamado a ser un maestro de la ley, buscaría un rabino a quien seguir. El rabino consideraría al estudiante y decidiría si era digno de ser su discípulo. Si este lo fuera, el rabino diría: “Ven, sígueme”. El estudiante entonces dejaría todo y a todos en su vida y seguiría al rabino. Sin embargo, si el rabino no pensaba que el estudiante era digno de ser su discípulo, lo enviaba de regreso a su casa donde el estudiante probablemente continuaría con el oficio de su familia. 

En Mateo 8 tenemos la conocida historia cuando mucha gente seguía a Jesús. De repente uno de sus seguidores quien posiblemente a estudiado las escrituras. Jesús ve el gran potencial en este hombre, por lo que lo invita a convertirse en uno de sus discípulos y le dice “Ven, sígueme”. 

Desafortunadamente este joven no está dispuesto a soltar lo que tiene para aceptar el llamado y ministerio que Jesús tenía para él. 

Aplicación: Jesús tiene todo el derecho de despedirnos. Él puede ver nuestras vidas y ver todos nuestros defectos y fracasos. Sin embargo, en lugar de ver lo malo, ve el potencial. Jesús fácilmente podría enviarnos de regreso a nuestras vidas de pecado, pero en lugar de eso, Él nos dice: “Ven, sígueme”. Ninguno de nosotros es digno, pero Jesús nos acepta de todos modos. 

Oración: Señor, gracias por ver mi potencial. Sé que no soy digno de un regalo tan grande, sin embargo, me invitas a ser tu discípulo. 

Si usted aún no ha recibido al Señor en su corazón le invitamos a hacer esta oración: Señor 
hoy reconozco que te necesito. Acepto que he pecado, que eso me separa de ti; y yo no quiero sufrir el castigo eterno. Sé que tú me amas, no me lo merezco, perdona todos mis pecados, perdóname por haber fallado. Acepta mi gratitud por tu amor, tu perdón y tu salvación través de la muerte y resurrección de tu Hijo. Yo creo en mi corazón en el sacrificio de Jesús, y que resucitó de entre los muertos. Gracias por aceptarme, por amarme y salvarme. Ahora sé que cuando muera, nada ni nadie me podrá separar de ti. Amén.

Pastor Martin Lobo

www.iglesiatrinity.com